sábado, 7 de octubre de 2017

Lepanto



La batalla de Lepanto fue un combate naval que ocurrió el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, en la Grecia continental. Se enfrentaron los turcos otomanos contra la Liga Santa, formada por el Reino de España, Génova, Venecia y los Estados Pontificios.

En esta batalla tomó parte Miguel de Cervantes, resultando herido, sufrió la pérdida de la movilidad de su mano izquierda. Este escritor universal, calificó la batalla como “la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”.
Lepanto fue el resultado de la unión de varios conflictos:
La rivalidad entre Venecia y el Imperio Otomano por el control del Mediterráneo oriental y la lucha entre España y los turcos en el Mediterráneo occidental. A esto había que añadir tres conflictos regionales, como eran las guerras en Italia, la rivalidad entre Francia y España y el aumento expansivo otomano por los Balcanes.
A lo largo del reinado de Carlos I, se sucedieron los conflictos entre España y los turcos.
Con la abdicación de Carlos I a favor de su hijo Felipe II en 1556, España volvió a la ofensiva, pero, sin mucho éxito. Con el lastre de la falta de hombres experimentados, se sucedieron derrotas navales cristianas en los años siguientes, esto llevó a que los otomanos consiguieran la superioridad moral en los encuentros navales.
Después de una serie de victorias, los turcos tuvieron el primer revés al intentar tomar Malta en 1565.
Durante el verano de 1571, las fuerzas de la Liga Santa fueron a Mesina. Juan de Austria llegó a Mesina el 24 de agosto. Dos días más tarde celebró un consejo de guerra .Él comandó la flota de la Liga Santa contra los otomanos.
La batalla de Lepanto fue el encumbramiento del joven don Juan, con solo 24 años. Elaboró una estrategia y táctica adecuadas, participó en el corazón de la batalla, cuerpo a cuerpo contra La Sultana (la galera insignia de Ali Pasha).
Don Juan contaba con el asesoramiento del prestigioso Álvaro de Bazán, su consejo y habilidad táctica resultarían fundamentales en la batalla.
El 7 de octubre alrededor de las siete de la mañana la vanguardia de la flota cristiana entró en el golfo de Patrás y avistó a la flota otomana. El ala izquierda cristiana era fundamentalmente veneciana, con las galeras más rápidas.





Las pérdidas de la Liga Santa fueron muy bajas en naves. Pero las bajas humanas habían altas, casi uno de cada tres hombres de los que habían participado en la batalla.
Aunque costosa, la victoria había sido total para la flota cristiana. Lepanto ha sido la batalla naval más sangrienta de la historia, no siendo superada en número de bajas por ninguna otra batalla naval de la antigüedad.
En su momento, la victoria de Lepanto se consideró como una de las batallas decisivas de la humanidad, pues detuvo el avance turco e impidió que el Mediterráneo se convirtiese en un lago musulmán. En realidad, no resultó una derrota decisiva del Imperio Otomano. La Liga Santa se deshizo al pactar con los venecianos una paz por separado con los turcos. Felipe II estaba en una interminable guerra en los Países Bajos y pactó treguas con los otomanos.
Aunque se logró tomar Túnez, fue recuperado un año después por Selim II y también se había perdido Chipre definitivamente.
A partir de Lepanto, comenzó un declive marítimo otomano. Nunca lograron recuperarse de las pérdidas sufridas en la batalla. A partir de Lepanto, fueron los corsarios cristianos, especialmente los de la Orden de San Juan, los que hostigaron el tráfico musulmán en el Mediterráneo oriental. Lepanto fue una batalla que los cristianos tenían que ganar.
Fue una batalla que iba a marcar el destino de dos imperios durante los años venideros, y que pasó a la historia como la más sangrienta de las batallas navales.



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