Francisco
Javier López Marcano, uno de los políticos con más poder en Cantabria, víctima
de una denuncia que finalizó en una sentencia de inocencia
Profesor de
latín, hombre erudito, alcalde, diputado regional, consejero del gobierno
autónomo y presidente de la mayor agrupación del Partido Regionalista, en la
actualidad en el gobierno de Cantabria. Tantos cargos que en su día fue para
muchos el delfín de Miguel Ángel Revilla. Pero bastó un golpe para dejarle en
la cuneta. Una denuncia, un juicio, una sentencia de inocencia y cuatro años
perdidos y maldecidos. Es el sino de otros los políticos, los acusados de
corrupción y que luego demuestran su inocencia. Aunque ya sea tarde para
redimirse.
Pregunta.
Usted tiene una larga trayectoria como educador, ¿qué es más difícil, hacer
pedagogía en un aula o a toda la sociedad?
Respuesta.
Hay una transversalidad, en lo sustantivo es lo mismo, el intento es el mismo,
otra cosa son los frutos y los resultados. La primera es una vocación que ahora
vuelvo a disfrutar y la segunda es un intento a veces baldío, aunque en otras
ocasiones se consigue. Yo creo que fue Kennedy quien dijo que a la política le
hacía falta poetas y yo, que tengo un algo de poeta ágrafo que no escribe, creo
en esa afirmación.
P. ¿Cuándo
y por qué comenzó su carrera política?
R. En 1987
me propusieron formar parte de la candidatura al ayuntamiento de Torrelavega y
después de las previas y necesarias consultas a la familia, accedí. Allí empezó
un servicio a los demás que llega hasta hoy.
P. ¿Quién
es en política el peor enemigo?
R. A
Romanones se le atribuyen muchas frases, tantas frases que casi se ha
convertido en un personaje de anécdota. Una vez dijo algo muy curioso porque
tiene mucha enjundia a la vez : “Al suelo que vienen los nuestros”. Aunque no
siempre es así, siempre tienes muchísima
gente que confunde la rivalidad con la hostilidad, hay gente que al adversario
le llama enemigo. Debemos evitar esa concepción de que los que no están contigo
están contra ti, eso no es así, si no están contigo están en otro lado, es lo
que dice el texto sagrado original.
P. Usted ha
sufrido un acoso judicial importante, ¿cuándo se dio cuenta que la lucha
política iba a pasar del legítimo debate a las acusaciones judiciales?
R. Tuve
plena consciencia de ello cuando se trasladaron al juzgado las conclusiones de
una absolutamente politizada comisión de investigación a la que tuvieron que
acudir personas allegadas a mí, profesionales excelentes y extraordinarios, que
lo único que habían hecho era trabajar, pero que por un deseo político de las
personas del PP, que tomaron esa decisión, tuvieron que padecer la pena del
banquillo, que es una pena terrible, es una carga difícilmente llevadera, a no ser
que tengas mucha sensatez, y sea un resiliente, que estés capacitado para
soportarlo todo. Eso fue enormemente injusto, y el hecho de que esas personas
tuvieran que padecer esa pena, no mi culpa, sino por mi responsabilidad, ha
sido durante mucho tiempo muy difícil de llevar. Los políticos somos
responsables de las cosas públicas, que son muchísimas y culpables de algunas,
de judicializar la política, por ejemplo, de eso sí somos totalmente
responsables, y por eso la justicia debe cambiar. No puede ser que quien acusa
les salga gratis el intento, esto debe cambiar urgentemente.
P. ¿Qué
hace más daño acudir a un tribunal o aparecer en la portada de un periódico?
R. A mí me
ha dado la solución Nietzsche, lo que no me mata me hace más fuerte y he vivido
con ello durante mucho tiempo, me acostumbre a ser portada de periódicos, y
pasaba las noches pensando en qué iban a decir de mí y sobre los míos al
amanecer, cuando a la hora temprana del desayuno leyera los periódicos. Me
acostumbré a vivir con ello. ¿Qué me ha hecho más daño?; todo, es un conjunto,
pero no tanto daño, porque cuando las
personas que creen en mí, han tenido que escenificar su compromiso público de
lealtad hacia mí, hacia los míos, hacia los nuestros, se ha visto con meridiana
claridad que son legión, que son muchos, muy numerosos, y eso te compensa de
muchos padecimientos.
P. Usted ha
sido exonerado de todos los cargos y declarado inocente. ¿Eso es suficiente
para una persona y un político o hay un daño que ya es irreparable?
R. Bueno,
llevamos dos horas de vida en la calle desde que me he levantado y yo he
saludado a una cincuentena de personas y en todos esos saludos he detectado una
relativa simpatía, no he visto miradas de odio, no he visto que nadie me niega
el saludo o vuelva la cara cuando se topa conmigo. Quiero decir que mi capital
político está prácticamente intacto, y sino intacto, sí que se ha visto
aumentado, gracias a esas dolorosas victorias en los tribunales. Entonces,
justa compensación, no, lo que es muy doloroso, terrible todo lo que ha pasado,
por no decir que es inhumano vivir tantos años como yo he vivido, diez,
sufriendo acosos, derribos, persecuciones y voladuras.
Pero
convendría recordar las palabras de Séneca, “nada se parece más a la injusticia
que la justicia tardía”, cuando tarda el auto o la sentencia tantísimo tiempo,
no solo mentalmente, socialmente, o
políticamente, sino también mentalmente te has ido degradando, y de eso no te
compensa absolutamente nadie. Esa reforma es una exigencia apremiante, tiene
que producirse ya, nada es gratis, el que acusa no puede salir impune si se
demuestra que su acusación no es ajustada a derecho.
P. ¿Qué
reformas habría que hacer para que no se produzcan injusticias de ese tipo?
R.
Básicamente las mencionadas, no todo es susceptible de ser admitido a trámite,
que esa es una costumbre. Los acusadores no pueden salir airosos, de manera de
que el acusado, en ocasiones, obtenga victorias pírricas, hay que ser mucho más
exigentes de manera que hay que imponer sanciones sociales y económicas a quien
acusa sin motivo. Hace algunas décadas, entre nosotros todavía se cultivaba
algo que, hereditariamente, habíamos recibido de los griegos, como aquello del
ostracismo, que al que había sido condenado por ello se le desterraba, porque
había injuriado, difamado injustamente a alguno de sus vecinos. Esa operática
del ostracismo o algo muy parecido debería estar vigente con aquellos que
calumnian, con aquellos que son maledicentes, que difaman por el simple hecho
de hacer daño. Y alguna cosa más, no es de recibo que los políticos
participemos en la elección de magistrados, esa práctica tiene que desaparecer,
y no es de recibo que determinados cargos en la magistratura no sean elegidos
por todos los ciudadanos, como son elegidos en otros países, en España no.
Todas esas cosas tienes que ir cambiando. Yo por mi honor, dije hace muchos
años que jamás participaría en la elección de un magistrado porque me parece
que es una cosa absolutamente irracional, y que la tienes que hacer los
ciudadanos. Y también hay otra reforma, que no todo vale en las sedes
parlamentarias, en el Parlamento de Cantabria, y en otros Parlamentos los
políticos tienen inmunidad parlamentaria, esa inmunidad les permite acusar,
difamar, calumniar, eso no es así, en otras democracias no está permitido
mentir o difamar, porque eso también es susceptible de ser condenado o
castigado.
P. Este año
se celebra el 35 aniversario del Estatuto de Cantabria, ¿qué le falta y qué le
sobra a nuestra Autonomía?
R. ¿Qué nos
sobra? No nos sobra nada, si acaso nuestros senadores, peo no por el hecho de
ser senadores de los cántabros, sino por la concepción que tenemos del Senado
en España, eso debería cambiar radicalmente. Llama la atención quienes han sido
senadores por Cantabria por parte de algunos grupos políticos. Que nada tienen
que ver con Cantabria, y son “paracaidistas”, unos son de Huelva, otros son de
otros lugares para no centrarse en un mismo partido, ya que los ha habido de
todos los partidos, PP y PSOE, menos nosotros, todos han traído paracaidistas
de otras regiones. Y llama la atención que entre sus obligaciones nos aparezca
la de defender los intereses de Cantabria y de los cántabros, y llama
poderosísimamente la atención que en ocasiones no hayan llegado ni a aparecer
por Cantabria, más allá de las fechas electorales, eso es terrible. Eso es una
reforma pendiente, y es una reforma pendiente el Estatuto de Autonomía.
Nos falta
más voz, y sino más voz, que la que tenemos, algunas muy sonantes y por encima
de las demás como es la de nuestro presidente, tenga más capacidad de ser
escuchada, porque la ratio, la proporcionalidad nos es muy desfavorable, somos
el uno por ciento del territorio del reino de España, y eso nos hace poquita
cosa en los fríos datos estadísticos, somos mucho en nuestra calidad, y somos
muy ardientes, muy entusiastas, muy vehementes, pero en la práctica, somos el
uno por ciento, y necesitamos que se nos trate con la misma justicia autonómica
que a otros territorios de más peso geográfico y demográfico.
P. ¿Cuáles
son sus sueños?
R. Los de
una persona normal, los sueños de cualquiera hacia su familia, no te voy a
responder desde el punto de vista personal, que no es el sentido de la
pregunta. Mis sueños tienen que ver con todo eso de lo que estamos hablando,
tener la tranquilidad y el sosiego necesario, yo he tenido que aprender a vivir
tranquilo después de esos muchos años, tener esa tranquilidad para seguir
trabajando en las causas en las que creo, y para seguir derrochando la energía
que es consustancial a mi carácter y la entrega. Van por ahí mis sueños en lo
general, y en lo particular, que las cosas en las que creo se hagan realidad,
me gustaría que todo el mundo participara de mi entusiasmo, y seguro que todo
el mundo tiene más entusiasmo que el que tengo yo en otros órdenes y en otras
cosas de la vida, entonces si sumamos el entusiasmo de todos podemos hacer
cosas grandes, mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas
pequeñas, puede transformar el mundo, nos dejo escrito Eduardo Gallan, y yo
creo en eso.
Por lo
demás seré un vigía, como los 580.000 catabros, seré un vigía y un testigo
privilegiado por mi formación, y si acaso, por esa posición que te da la
experiencia. Pertenezco a un colectivo, y cuando este me necesite saben dónde
estoy, y mientras tanto a disfrutar de mi vida de docente.
Jose
Antonio Abarca, Maria Fernández
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